Leer estos pensamientos de Steve Jobs en el lecho de muerte, durante estos días en que me recupero de operación de rodilla, me ha ayudado a hacer examen de conciencia y a darme cuenta de que podemos aprender las lecciones por nosotros mismos o fiándonos de los demás. Me ha recordado esa frase del evangelio que dice «¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su alma? o ¿qué puede dar el hombre a cambio de su alma?»  Mt 16, 26.

Sin duda, Steve Jobs ha sido un «triunfador» a los ojos del mundo. Y, después de leer las siguientes líneas, me atrevo a decir que también a los ojos de Dios, pues estar reflexión hecha en primera persona debió abrirle al Amor con mayúscula. Para los que no le conocíais, os pongo tras su testimonio unas cuantas pinceladas de su vida que podéis encontrar en Wikipedia o en cualquier enciclopedia reciente.

Como siempre, ¡buena lectura!

Jobs

«He llegado a la cima del éxito en los negocios. A los ojos de los demás, mi vida ha sido el símbolo del éxito. Sin embargo, aparte del trabajo, tengo poca alegría. Mi riqueza no es más que un hecho al que estoy acostumbrado.»

«En este momento, acostado en la cama del hospital y recordando toda mi vida, me doy cuenta de que todos los elogios y las riquezas de la que yo estaba tan orgulloso, se han convertido en algo insignificante ante la muerte inminente.

En la oscuridad, cuando miro las luces verdes del equipamiento para la respiración artificial y siento el zumbido de sus sonidos mecánicos, puedo sentir el aliento de la proximidad de la muerte que se me avecina. Sólo ahora entiendo, una vez que uno acumula suficiente dinero para el resto de su vida, que tenemos que perseguir otros objetivos que no están relacionados con la riqueza.

Hay cosas más importantes, por ejemplo, las historias de amor, el arte, los sueños de mi infancia… No dejar de perseguir la riqueza, sólo puede convertir a una persona en un ser retorcido, igual que yo.

Dios nos ha formado de una manera que podemos sentir el amor en el corazón de cada uno de nosotros, y no ilusiones construidas por la fama ni el dinero que gané en mi vida, que no puedo llevarlos conmigo. Solo puedo llevar conmigo los recuerdos que fueron fortalecidos por el amor. Esta es la verdadera riqueza que te seguirá; te acompañará, le dará la fuerza y la luz para seguir adelante.

El amor puede viajar miles de millas y así la vida no tiene límites. Muévete adonde quieras ir. Esfuérzate para llegar hasta las metas que desea alcanzar. Todo está en tu corazón y en tus manos.

¿Cuál es la cama más cara del mundo? La cama de hospital. Usted, si tiene dinero, puede contratar a alguien para conducir su coche, pero no puede contratar a alguien para que lleve su enfermedad en lugar de cargarla usted mismo. Las cosas materiales perdidas se pueden encontrar. Pero hay una cosa que nunca se puede encontrar cuando se pierde: la vida.

Sea cual fuere la etapa de la vida en la que estamos en este momento, al final vamos a tener que enfrentar el día que caiga el telón. Atesore en amor a su familia, en amor por su esposo o esposa, en amor por sus amigos… Trátense bien y ocúpense del prójimo».

Steven Paul Jobs (San Francisco, CA 24/5/1955-Palo Alto, CA, 5/10/2011 ) fue un empresario y magnate de los negocios del sector informático y de la industria del entretenimiento estadounidense.

Fundó Apple en 1976 junto con un amigo de la adolescencia, Steve Wozniak, en el garaje de su casa. Aupado por el éxito del Apple II Jobs obtuvo una gran relevancia pública, siendo portada de Time en 1982. Contaba 26 años y ya era millonario gracias a la exitosa salida a bolsa de la compañía a finales del año anterior.

La década de los 80 supuso la entrada de potentes competidores en el mercado de los ordenadores personales, lo que originó las primeras dificultades empresariales. Su reacción fue innovar, o mejor dicho, implementar: a principios de 1984 su compañía lanzaba el Macintosh 128K, que fue el primer ordenador personal que se comercializó exitosamente que usaba una interfaz gráfica de usuario (GUI) y un ratón en vez de la línea de comandos. Después de tener problemas con la cúpula directiva de la empresa que el mismo fundó, renunció. Jobs vendió entonces todas sus acciones, salvo una. Ese mismo año recibía la Medalla Nacional de Tecnología del presidente Ronald Reagan, cerrando con este reconocimiento esta primera etapa como emprendedor.

Durante los años 90 transformó una empresa subsidiaria adquirida a Lucasfilm en Pixar, que revolucionó la industria de animación con el lanzamiento de Toy Story. La integración de esta compañía en Disney, de la que era proveedor, convertiría a Jobs en el mayor accionista individual del gigante del entretenimiento. En el año de su muerte, su fortuna se valoraba en 8.300 millones de dólares y ocupaba el puesto 110 en la lista de grandes fortunas de la revista Forbes.

En 1997 regresó a Apple cuando la compañía se encontraba en graves dificultades financieras. Fue su director ejecutivo hasta el 24 de agosto de 2011. En ese verano Apple sobrepasó a Exxon como la empresa con mayor capital del mundo.

En su segunda etapa en Apple, también cambió el modelo de negocio de la industria musical: aprobó el lanzamiento del iPod en 2001, y en 2003 la tienda online de música de iTunes, que en siete años vendió más de 10.000 millones de canciones y dominó completamente el negocio de música en línea, a un precio de US$0,99 por canción descargada. Ya en 2009 lograba acaparar el 25% de la venta de música en los Estados Unidos, y es la mayor tienda musical por volumen de ventas de la historia. Según el registro de patentes de los Estados Unidos, 317 patentes de Jobs figuran a nombre de Apple.