Desde Polonia consideran que las medidas migratorias de la UE, especialmente la apertura de fronteras y el espacio Schengen, son «en gran parte culpables» de los últimos ataques islamistas en suelo europeo.

Mientras los principales líderes europeos condenaban los «violentos incidentes» en Manchester -rechazando así la etiqueta islamista de un nuevo ataque realizado en nombre de Alá- y defendían las bondades del espacio Schengen a pesar de que el terrorista Salman Abadi se aprovechó de la apertura de fronteras para viajar a Siria o Alemania, Beata Szydlo ha pedido a Europa que «se levante» porque de lo contrario estará «llorando la pérdida de sus hijos cada día».

En un discurso en el Parlamento, la primera ministra polaca reivindicó su decisión de no acoger a más migrantes en los próximos meses pese a las presiones de Bruselas, que ha amenazado reiteradamente al Gobierno, porque «no tienen sitio en nuestro país, pues no cumplen con los valores para vivir aquí».

«Polonia no será partícipe de la locura migratoria de Bruselas que pone en riesgo la seguridad de todos los europeos», añadió Szydlo, que denunció la tibieza de los principales dirigentes europeos con el terrorismo. Tras el ataque en Manchester, las autoridades británicas se negaron durante tres horas a informar acerca de los pormenores de la masacre e incluso la premier británica, Theresa May, rechazó informar sobre la identidad y el origen de Salman Abedi.

El mismo martes, cuando se conoció la noticia del fallecimiento del matrimonio polaco que había acudido al recinto a recoger a sus dos hijas, Szydlo exigió un cambio en las políticas de inmigración y seguridad en suelo europeo.

La dirigente polaca dio su apoyo al ministro de Defensa, Antoni Macierewicz, que apostó por la ampliación del Ejército para ser capaz de hacer frente a todas las amenazas que se ciernen sobre el país, especialmente el terrorismo.
Las medidas de Bruselas no funcionan

Las políticas de acogida puestas en marcha por Angela Merkel hace casi dos años han resultado fallidas. Los incidentes en la Ruta de los Balcanes fueron constantes y las principales ciudades se vieron colapsadas. Tanto Hungría, donde Viktor Orbán fue convertido en el enemigo público número uno de Occidente, como Polonia se posicionaron en contra y marcaron sus diferencias con la canciller alemana.

Los polacos apostaron por apoyar a los refugiados en su lugar de origen, como piden muchos ciudadanos sirios que quieren volver a sus casas, y decidieron defender su tradición cristiana: «Nunca daremos la espalda a los refugiados, pero estamos seguros de que la solución está en trabajar en sus países».

Para entender la situación que vive Europa basta un simple vistazo al siguiente mapa. En él se muestran los atentados terroristas islamistas (en rojo) y las operaciones policiales contra el yihadismo (en azul) desde el 1 de enero de 2014 hasta hoy. Llama la atención lo que ocurre en Polonia, donde sólo se ha registrado la detención de un ciudadano iraquí en el verano de 2016 en posesión de explosivos.

En ese mismo tiempo, en Francia, Reino Unido, Alemania o incluso España los detenidos por terrorismo islámico se cuentan por cientos. El pasado martes, las Fuerzas de Seguridad españolas arrestaban a dos marroquíes en Madrid que estaban listos para atentar. Uno, siguiendo las instrucciones de los manuales del ISIS, trataba de obtener la licencia para conducir camiones.
‘Nuestra seguridad es innegociable’

«El Gobierno de Szydlo no negociará sobre cuestiones que afecten a la seguridad de sus ciudadanos», aseguró el portavoz Rafal Bochenek, que defendió que la decisión del Ejecutivo polaco es de simple «sentido común».

Bochenek consideró que la política migratoria de la Comisión Europea es «ineficaz» y recordó que, además de Polonia, Austria y Hungría tampoco han recibido refugiados dentro del mecanismo de cuotas planteado por Bruselas en 2015, mientras que la mayoría del resto de socios comunitarios no han cumplido con sus correspondientes cuotas.

«La política migratoria de la UE, que ahora se lleva a cabo y conduce a la supuesta reubicación de refugiados o inmigrantes económicos en toda la UE, realmente supone un estímulo a las actividades de los grupos criminales que trafican con personas para introducirlas ilegalmente en Europa», dijo.

La primera ministra polaca ya aseguró que «Polonia no puede recibir refugiados», mientras que su ministro del Interior, Mariusz Blaszczak, ha dicho que el mecanismo de cuotas de la Unión Europea «es defectuoso porque supone una amenaza para la seguridad y no resuelve el problema».